sábado, 11 de agosto de 2012

Gruñidos

Lluvia en el momento menos indicado y sol cuando todo ya parece imposible de ser rescatado de las suaves manos de la desgracia. Silencios que dicen todo lo que los pensamientos gritan como dementes. Te susurra al oído mi yo más vulnerable y débil cada una de las palabras que llueven sobre mi. Nadie ve que las flores no quieren vivir más y que me romperé como una frágil figura de cristal en un temblor cuando llegue de nuevo el momento de exhalar y de que al abrirse los ojos el cielo esté de espaldas, arrinconado, encogido y sollozando. Todo se empapa cuando brotan lágrimas del fondo del abismo en el que hundo mi pensamiento. En ellas no se puede hallar nada más que el reflejo del verdadero rostro del dolor.

Entonces todo se reduce a una nimiedad. Hay cosas que es mejor dejar de intentar comprender. La voz es apenas un ruido que no dice nada y es hora de regresar a los rincones del vacío.

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